lunes, 20 de abril de 2009

¿Ser o no ser?

Hay una duda sañosa que tengo, y que cada vez se acrecienta más y me confunde un poco. Lo que sucede es que no sé qué diablos es un artista, o más precisamente, qué es un artista en el Perú. La pregunta puede sonar odiosa, pero tengo bases que la sustentan como duda intemperante.

El otro día, departiendo con unos amigos, dije sin mucho meditar una cosa casi impertinente, comenté algo así como que yo era un artista porque me dedico a la literatura y a la pintura. La mayoría de mis acompañantes se sonrieron, murmuraron, dijeron “tss, ¡tranquilo!”, y el más avezado me dijo: ¡No, eso no es ser artista!

Hace largo rato veo en la TV, precisamente en canales de señal abierta, en los alegóricos programas nacionales, cómo se les cataloga de “artistas” a estoicos propiciadores de la risa en zonas urbanas (cómicos ambulantes), a abnegadas y rollizas y zigzagueantes señoritas que danzan (vedettes), y a famélicos y sin-sangre-en-la-cara sujetos pseudo famosos (esposos pegalones de las veddettes, mujeres esposas de los cómicos ambulantes, figuretis varios); y entonces la pregunta cae por su propio peso: ¿Eso es un artista?

También escuché, con unas fuertes arcadas, cómo se mencionaba la frase “El ambiente artístico”, para englobar la farándula local, llámese bailarinas de lontananza, caballeros oportunistas haciendo de actores, generadores de escándalo y riñas públicas, panelistas de talkshow que se matan por unos soles, peluqueros bullangueros, personajes chicha, y la cuenta podría seguir.

Por ejemplo: una persona que se dedica a crear, a interpretar el mundo con sus mejores maneras, a romper parámetros y a hacer un camino y dar así nuevos aires a este mundo, a esa clase de personas se les hace referencia como “vago”, “ese no hace nada”, “ese para hueviando”. Pero un sujeto que se ganó portadas de diarios de a cincuenta céntimos, con actos de barriada, con golpes a los demás, con broncas lenguaraces, esos, por acá, si son Artistas y viven inmersos en el Ambiente artístico.

Está un poco raro todo, la duda se me marca cada día más. En realidad no busco llegar a una respuesta que me dé la razón y me sindicalice como un Artista. Para nada, eso no me interesa. No busco ese título; prefiero aceptar la acepción de la más media peruana y seguir siendo sólo un escritor.

martes, 7 de abril de 2009

Esa película.

Hace unos días tuve el agrado de ver esa película nacional, cuyo nombre asustadizo ya cansa de sólo mencionar, y que en poco tiempo se hizo famosa por estos lares por haber ganado algunos premios nada desdeñables.

La película generó gran expectativa; se vendió muy bien; buen trabajo de marketing departe de su directora y su equipo. Sin saberse bien el argumento causó gran expectativa, de seguro iba a ser un golazo desde el estreno, y estoy seguro de que lo fue.

La película me pareció genial, me encantó, la vi con gran asombro y con prodiga atención; me captó muy rápido. Los escenarios tan polvorientos; los diálogos tan coloquiales; las palabras usadas, que eran un atentado terrorista al castellano; y sobre todo los actores, cada uno tan bien trabajado y tan reales en sus papeles; todo era muy preciso.

Pero era muy preciso para mí y para los demás individuos que estábamos en aquel cine pulgoso, y para los miles de espectadores que vieron la película dentro del territorio peruano. Para los que vivimos aquí -en este desangelado país- la película es muy real y hasta informativa, pues nos cuenta cosas que a veces ignoramos de nuestra propia realidad como peruanos.

Pero qué pasa con la gente que ve la película siendo de otro país; seguramente muchos apreciarán la fotografía o el sonido o las tomas; pero la gran mayoría verá el film y verá en el al Perú, y por ende a todos nosotros, y nos alinearan en un solo frente sin ser todos cochinos, ignorantes, desdentados, lisurientos, amantes de la chicha, violadores, machistas y etc etc.

Como dije, la película me encantó, pero me es inevitable no reconocer en ella el Efecto Laura Bozo. Ese germen que se alimenta gracias a dejar a los peruanos como indios endiablados y pegalones ante el mundo sofisticado, que mira desde su cómodo asiento como algunos morenillos se sacan el ancho. ¿No será esa la manera más fácil de triunfar en el extranjero?

miércoles, 1 de abril de 2009

¿Cuánto me cuesta, cuánto me vale?

Estoy terminando de escribir mi novela, me restan un par de capítulos nada más. Mandé mil mails a mil editoriales, algunas me respondieron, la mayoría me invitaron a que les mande mi novela, dicen que deben leerla primero para saber si la publican.

Me animo, escribo con vehemencia para terminar mi obra y mandarla a todas las editoriales posibles. Sin embargo, siento la curiosidad tremenda de saber cuánto me va a costar publicarla. Vuelvo a mandar un par de mails a las editoras, preguntándoles a cuánto asciende el costo de publicación que debe financiar el autor.
Pocas me responden este nuevo mail, casi todas se van por la tangente, evitan hablar de precios, lo cual me deja preocupado y sospechando que la inversión será generosa.

Un amigo me contó que, una vez, cuando quiso publicar un poemario, alguna editorial le cobraba 500 soles por el favor. Me pareció una cifra baja y por tanto razonable y ¡qué vivan las editoriales peruanas, que apoyan a los escritores incipientes!
Con casi 500 soles en la tarjeta de crédito, espero a que alguna de las editoriales me convoque y ya, hacemos negocio.
Hoy por la noche recibo un mail de una de ellas. Emocionado abro el correo, empiezo a leer lo que me mandan. Entre otras cosas, me dicen que para llevar a cabo la impresión de mi novela voy a necesitar unos 4500 o 5000 soles. ¡¿Perdón... 5000?! En ese momento sentí mis 500 soles como los centavos que donas a caritas cuando te dan vuelto en Metro.

Mientras pienso que hacer para conseguir esa suma tan común y corriente en mí, lo que me anima es que pronto publicaré otra novela, que será vía web. Una novela que me está empezando a entusiasmar (empezando por el título que le elegí: “Diario de un pervertido”); la cual es la única cosa que me mantiene con dignidad por estos días.