viernes, 21 de marzo de 2014

¡Presente!


Cuando sonaba el timbre a las nueve de la mañana, todos corríamos al aula. Recuerdo a los jóvenes universitarios de aquellos años, atravesando empeñosos el patio para no llegar tarde a la clase. Yo subía y entraba a duras penas, me sentaba al fondo y esperaba a que pasen la lista.

-¡¿A ver, el señor Juliano Reny Stweard Fabiani Masa!? - espetaba el docente de ocasión. y claro, todo el alumnado reía o hacía gestos de profunda confusión, mientras yo cerrando los ojos trataba de entender -una vez más- qué le habría pasado por la cabeza a mi padre para caricaturizarme con tan acanallado apelativo.
-¿Juliano Fabiani, profesor? - confrontaba timidamente.
-A ver, a ver - decía el docente acomodandose sus gafas de lectura - Acá dice Juliano Reny Stwear... Fabiani Masa... asumare' - sentenciaba.
-¡Eh...sí!, ¡presente!
mi voz era entonces seguida de crecientes murmullos, previsiblemente las más encarnadas burlas. Y, al mismo tiempo, le devolvía al profe una mirada llena de rencor, porque sabía que entonaba mi nombre completo solo para quedar bien con los demás, para ganarse su confianza en base a risas. Pero si hasta yo mismo me reiría de ese nombre.

Lo mismo hacía con otros infortunados cuya identidad era marcada por tan feos apelativos. y realmente en el Perú la gente se caracteriza por tener nombres feos, raros, espurios... al menos uno, quizá no el primer nombre, pero si el segundo, o alguno por allí.

el profe lo sabía y pasar lista era su momento favorito. mirando los rostros variopintos de los más de cincuenta alumnos, usaba lo que alguna vez nuestros padres pronunciaron con orgullo, para saciar su hambre de buen humor: ¡Esneider Carbajas!, ¡Saturnino Peters La torre¡, ¡Tetriz Ludovico Pino¡, ¡Jackson Estui García¡... yo también me reía, pero no era lo mismo, yo también estaba marcado.

Cierta vez le consulté a mi padre, aprovechando que estábamos de buen humor, sobre cómo es que se gestó mi nombre. Levantando los hombros me dijo que en un principio quería ponerme uno solo, sin embargo el quería que fuera Juliano como su padre, que mi madre quería Reny para  homenajear a su abuelo que en paz descanse, y que el cura que me iba a bautizar quería Steweard en honor a un misionero americano de ese entonces. Así que para no pelear y llevarse todos bonito, terminaron por plasmar en mi lo que cada uno añoraba.

no entendí entonces ese absurdo, pero tal vez algún día lo comprenda. como cuando sonrío pensando que si alguna vez tengo un hijo me gustaría llamarlo "Santino", como es el nombre de mi personaje favorito de El Padrino... Absurdo que de seguro el peque
ño "Sonni" renegará, cuando deba decir presente en la lista.