jueves, 28 de marzo de 2013

Aquella fue

Llegué al punto. zombie. tratando de sonreir... no sé por qué, tal vez porque el lugar era horrible, la gente estragada, el ambiente denso: era un mercado grande, decadente y turbio cuyos ocupantes estaban a punto de ser desalojados. Ese era el motivo de mi visita, darle cobertura a tan llamativo evento.

Entonces mientras mi compañero camarógrafo trataba de filmar rigurosamente algunos detalles, o mientras bigardeaba fingiendo estar grabando algo menester, yo hablaba con la gente, así: bonito, tratando de usar jergas para que me entiendan: "claro pe´señito, lo injusto es lo injusto, no es justo que los boten.." A ese trote me gané la confianza de la gente, accedieron a que los entreviste, y para entonces ya muchos lugareños se habian reunido, muchas caras, muchos rostros, muchos ojos sobre mi y los mios sobre ellos: compatriotas, eso nos hace parecidos, pero no somos iguales.

Entonces me arranqué a entrevistar a una dama lugareña, que creo representaba a sus coterraneos oprimidos, y en uno de esos momentos perdí la mirada en la multitud, y fue como un imán que me atrajera su mirada, sus ojos. 
Era linda, y no era un sentimiento lascivo el que me hacía verla, o no exclusivamente, era algo más. Sentí que la había visto antes, en algún lado, en alguna circunstancia... estaba vestida así nomás, casualmente, no parecía ser de por los alrededores, pero sino ¿de dónde?

Debía ser de ese lugar, lo que alejaba totalmente la probabilidad de que la conociese, sin embargo todos los momentos que cruzamos las miradas, yo no sólo sentía que la había visto, sentía también que la conocía, que ella me conocía a mí, que eramos algo, o que fuimos... sentí que conocía más que su rostro, más que su mirada: su alma en sí.

Entonces me sentí profundamente perturbado, sentí que ella y yo teníamos alguna clase de historia, alguna vida pasada tal vez, ¿por qué no?, era una locura, pero fue esa locura la teoría más certera. Cuando terminé de entrevistar a la estragada dama, la multitud se fue disipando, y vi como ella se marchaba, entonces me apuré y traté de avanzar hacia ella: "permiso, profe...disculpe, señito... un permisito, mi brother" Sin embargo no pude. Había mucha gente, ella se perdió doblando en una esquina.

No me pude recomponer, seguí pensando, más que en ella, en nosotros, ahora perturbado, ahora siendo un fiel creyente de las vidas pasadas, de una vida pasada intensa que me ha seguido hasta esta misma.