lunes, 9 de febrero de 2009

Un mal y buen día.

Nada salió como lo planeé, odio cuando me pasa eso, sobre todo si se trata de un fin de semana como hoy, que es sábado. Son casi las nueve o diez de la noche, no sé exactamente, sólo sé ya es demasiado tarde para hacer algo que me salve de este letargo al que me veo conminado; ya es demasiado tarde para buscar a mis amigos, pienso, ya deben estar en algo, en alguna reunión o fiesta, celebrando sus juventudes; y no como yo, que estoy caminando como un zombi por estas añejas calles.

No quiero volver a casa, no aún, no así: derrotado, sin nada que hacer el resto de la noche de sábado más que leer o rumiar nostalgias sañudas. Decido, por fin, caminar por ahí, bigardear por las estragadas y bulliciosas calles de este sábado aciago.

Avanzando sin rumbo, secundado únicamente por una sombra vacilante; siento de repente un ramalazo de maldita nostalgia; he caído en recuerdos, el pasado –bueno y malo- me atormenta. Me veo entonces con un extraño antojo por beber algún vodka o ron o cerveza o algo que me distraiga y me relaje un poquito. Lo primero que pienso es que debo estar bien cagado para cavilar en tomar sólo, como si fuera un alcohólico; pero, valgan verdades, yo me debo al momento, poco me importa pensar en forma circunspecta; ¡a la mierda, safo a comprarme un trago!

No encuentro bodegas a la vista, las calles se ven desiertas. Camino un poco más, la idea de que mi único plan se vea frustrado por no conseguir tienda me azuza a buscar de una manera más pertinaz. Unas cuadras después, encuentro una bodega, al lado de un gran parque. Avanzo retozando, pensando que debo comprar un trago que no exceda los diez soles, porque no tengo más. De pronto, ya en la bodega, levanto la mirada y atisbo a una chica que esta comprando algo, en primer momento no la reconozco, pero luego caigo en cuenta de que es Roxana, una linda chica que conocí hace algún tiempo y que veía de vez en cuando en fiestas improbables.

Roxana está más linda de lo que yo recordaba, ha mejorado, la veo más rica con su polito apretado de tiras y ese jean ajustadito que tiene. Roxana me reconoce, ella se acerca y me saluda, me dice “hola pelucón, a los años”, me lo dice así, tan fresca, como la chica desinhibida que es. Nos saludamos con un extraño cariño, el cariño que proporciona esta noche ahora prometedora. Roxana me pregunta qué voy a comprar, qué voy a hacer esta noche. Yo le digo que nada, que venía por una gaseosa, que no tengo nada que hacer. “Yo estoy igual, telaza”, me dice, “Ya pues, habla, hacemos algo”. “Encantado, Roxi, lo que gustes, soy todo tuyo” le digo y me sonrío. Roxana me propone hacer un trago, chupamos acá en el parque, me dice. “Perfecto, un trago” digo, y llamamos al encargado para que nos atienda.

Roxana dice que odia el vodka, que prefiere un ron con cocacola. Yo pienso igual que ella, la adoro por eso. Compramos el licor y la gaseosa, pagamos mitad mitad (como debe ser), el tipo que nos atiende mezcla el trago, nos cobra unos soles más por hacerlo. Roxana, el trago y yo nos instalamos en una banca furtiva de aquel parque solitario. Nos servimos el brebaje en unos vasitos plásticos. Todo me parece demasiado loco, demasiado bueno, mi suerte ha mejorado. Roxana y yo hablamos un par de cosas antes de que, soliviantados por el ron, las conversaciones se pierdan por el lado sexual, libidinoso.

Roxana me pregunta cuántas veces he tirado, cuál es mi pose favorita, cosas así, y yo siento que esta chica es lo máximo, me encanta que me pregunte esas cosas sin tapujos. Del trago queda menos de la mitad, si antes veía rica a Roxana, ahora babeo por ella. Me le acerco, la abrazo, la beso. Ella se deja, me corresponde, juega con mi cabello. Roxana besa bien, me lame las mejillas, el cuello. Crispado como estoy, poco me importa estar en la vía pública: manoseo a Roxana como un demente, la toco por todos lados. Roxana me dice que no sea loco, que acá no. Le digo para ir a mi jato, le digo que vivo sólo. Roxana me queda mirando fijamente, se hace un silencio rotundo, luego me da otro beso, “¡vamos!”, me dice. Me levanto, la tomo de la mano y caminamos a mi casa, y yo me río callado, pensando que este día no fue tan malo después de todo.

4 comentarios:

  1. oie tu chui!!!!!!!!!!!! te invito a que entres a mi blog, enfermedadosentimiento.blogspot.com, para que me dejes un coment en mi post "kien se apunta" para que vayas a la grabacion del programa de jaime bayly este 1 marzo a las 5:30pm en el canal 2.

    ResponderEliminar
  2. dejame en un coment tu nombre y apellido, en mi blog: enfermedadosentimiento.blogspot.com

    ResponderEliminar
  3. redactas bien amigo julio,sigue asi ((fleks))

    ResponderEliminar
  4. mas bueno q malo, creo yo

    ResponderEliminar

¿qué opinas al respecto?