Camino y qué diferente se ve todo si no estás. Soy un tipo
simple, me conformo con salir y pasear un rato: por donde sea; lento, fingiendo
apuro; sin ningún lugar al que ir, con marcado interés por llegar a cualquier
parte. Soy feliz con poco, ese ritual es mi versión de tener vida social.
Trato de pasar desapercibido, sé que es algo que logro sin esfuerzo, pero mi
actitud redobladamente narcisista me impide creerme un peatón más, y entonces
siempre ando con mohines, con medias sonrisas, intentado emprender una
tranquilidad que no tengo, con la que no cuento. No como cuando caminaba junto
a ti, entonces sí lograba ser alguien: yo mismo.
Mis últimos destinos suelen ser parques, terminó en ellos y me arrellano en
alguna banquita acogedora, y pienso, pienso mucho, pienso sobre todo en qué
estarás haciendo, y entonces un ramalazo de melancolía y culpa me invaden, y es
allí cuando suelo pensar que no debo pensar más en ti, y también en que no debo
escribir sobre lo que significas, pero nada de eso logro concretar, y
finalmente termino haciendo todo lo contrario.
Tengo que confesar que lo que me anima a salir y caminar, es el hecho improbable
de que alguna vez podamos cruzarnos en el camino. Dado que tú no sabes eso, si
alguna vez nos cruzamos, habré sido yo el que irrumpió en tu camino, y no una
obra de la tan etérea coincidencia.
Como aquella vez en que, sin que lo sepas, nos topamos de casualidad (una
casualidad que podría haber llevado mis intenciones). Yo merodeaba por unas
calles cerca a tu casa, admirando con nostalgia algo que alguna vez me fue tan
familiar, y mientras cavilaba en eso y trataba de imaginarte por allí, de
repente te dibujaste en la acera de en frente, y yo me froté los ojos
incrédulo, como si se tratase de un espejismo.
Te vi y dude en presentarme, no era lo correcto, sabía que no debía, pero tú ya
sabes cómo soy, a veces tan atolondrado. Así que corrí a cruzar la acera, y
luego a seguirte los pasos mientras te veía de espaldas, con tu cabello
ensortijado moviéndose de un lado a otro. Caminé cada vez más rápido porque te
alejabas, luego volteaste en la esquina, casi corriendo hice lo mismo, pero ya
era tarde, habías subido a un taxi y yo solo pude verte apoyada sobre el
cristal, pensando seguramente en cualquier cosa, menos en que yo te estaba
observando.
Pienso que tal vez salir a dar un paseo no sea algo tan simple después de todo,
quizá hay algo más, tal vez no se trata de caminar, sino de caminar hacia ti,
de repente no se trata de un paseo, sino del hecho egoísta de buscarte
inocentemente. Es una reflexión valida, jamás podré mentirte, no soy un tipo
simple, sino más bien uno orgulloso.
Magnífico ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminargracias!! (:
ResponderEliminarFelicitaciones... Muy Buen Relato
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